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martes, 6 de agosto de 2013

Los ríos y la economía extractiva en la región sur y la Amazonía colombiana

Históricamente los ríos han sido fundamentales en las dinámicas de poblamiento. La región del sur del país es testigo de las dinámicas sociales, culturales y económicas que se tejen en los territorios a partir de sus principales arterias fluviales. Procesos que parten desde los aborígenes y su vida alrededor del río, llegando hasta la exploración de la conquista española y portuguesa de la Amazonía, además de dinámicas de poblamiento de la colonización y terminando en el aprovechamiento extractivo de la política minero energético. El río en sus múltiples dimensiones de habitad, de redes de comercio y de transporte se configura como un espacialidad clave en la dinámica histórica y social de los territorios.


 Los ríos ha sido claves en las dinámicas de configuración territorial, en Colombia como sostiene Alfredo Molado la colonización en el Guaviare tiene sus ejes centrales en las vías de comunicación que además de las trochas eran los ríos y los caños. Es que desde el período de la conquista las arterías fluviales han sido fundamentales. Es así como en la expedición de Alonso de Ojeda se funda a orillas del río Atrato el intento de asentamiento español en San Sebastián de Urabá hacía 1516 en la zona del Darién.

Otro de los registros es el de Pedro de Heredia que empieza camino al sur del continente y en donde es el río Magdalena y su desembocadura la que juega un papel primordial. El "Río Grande de la Magdalena" se vuelve fundamental en las exploraciones de Gonzalo Jiménez de Quesada que remonta el Río Magdalena, buscando las ciudades doradas del Perú. Seguido por Sebastián de Belalcázar que siguiendo bajo el río Magdalena y funda la Villa de Neiva. La exploración española en la Amazonía de Colombia es reflejo de la visión Española por El Dorado y a su paso la invasión con el etnocidio de la esclavitud, esto impulsado por la actividad de extracción de oro que genera la presencia de Francisco de Orellana en río Amazonas sobre 1542. Como reseña Roberto Pineda el fray Gaspar de Carvajal, capellán de la expedición da cuenta sobre la presencia de poblaciones indígena en la parte media y baja del río1.

 La alta Amazonía tiene registros de ciudades como Espiritú Santo del Caguán, sobre 1591 en la desembocadura del río Guayas y río Caguán. Esta zona además enmarcada los afluentes Apoporis y Yarí con presencia de indígenas. En 1609 el capitán Juan de Sosa que viajó por el Alto Putumayo y sus afluentes en el Cauca en lo que llamó el Nudo Andino de Papallactas. Los indígenas del Alto Putumayo como los del Valle de Sibundoy y además grupos del piedemonte mantenían relaciones de intercambio. Los andakí del alto magdalena, habitaban a lo largo de la cordillera oriental entre los ríos Orteguaza y Caquetá, conocían el macizo central y se comunicaban con los de la Alta selva Amazónica a través de las cabeceras de los ríos como cita Fride. Los indígenas habitaban sobre la ladera de los ríos, tal como los hicieron los Sucumbíos entre el Putumayo y río Guamués. Es claro como plantea Carlos Gilberti Zárate que el tipo de asentamiento y la modalidad de ocupación de la parte de la Amazonía, incluyendo el piedemonte difiere de los patrones de la parte baja de la cuenca con los asentamientos ribereños a lo largo de grandes ríos, “la ocupación de las zonas vertientes tiene relación con la facilidad de acceso a los recursos, el control vertical de un máximo de pisos ecológicos”2.

El 1739 los franciscanos en sus procesos de evangelización y sometiendo a los indígena sobre la Provincias del Gran Caquetá y Putumayo existían 29 pueblos de misiones como la de Arcángel San Miguel sobre el río de la Fragua, San Rafael de los Mandures sobre el río Mandur, San luís de los Andaquíes o Charoaes en las cabeceras del río de Damajagua y San Bernardito en el río Caguán, además en otros ríos como Chufía y Jayo3. Las misiones franciscanas en el alto Caquetá y Putumayo sobre 1754 en la desembocadura del Río Putumayo se ve frustrada en su expansión hacia el oriente del río Caquetá por los raudales y saltos de afluente. Mientras el río Putumayo era navegable hasta su desembocadura en el Amazonas. La condición geográfica del Gran Caquetá se reducía a las tierras misionales del Alto Caquetá, entre los ríos Orteguanza, Caguán y Caquetá. Los indígenas Andaquíes habitaban esta zona en las riberas del Pescado, Fragua, Orteguanza, Bodoquera y San Pedro.

La expansión lusita de la conquista portuguesa fue marcada por el río Amazonas y la red de intercambio con los indígenas en sus principales afluentes. Además evidenció como señala Pineda, “los portugueses esclavizaron de forma intensiva a los pobladores del río Amazonas. La captura de esclavos sobre 1740 fue masiva en el alto del río Negro, en la zona se presentó un despoblamiento lo que implicó que los portugueses remontaran otros ríos en esos el Putumayo y Caquetá en búsqueda de esclavos”. Los portugueses también debieron enfrentar las difíciles condiciones del ascenso del río Caquetá, los grades caudales del Cupatí y Mirí arriba de la desembocadura del río Apaporis y la resistencia de los indios Muras. En estas conquistas los ríos fueron importantes para generar modalidades de trasporte fluvial y redes de comercio, incluso de comercialización de esclavos.

El caucho y la colonización 

Sobre 1820 los barcos a vapor sobre el río Amazonas revolucionan el trasporte, los patrones de comercio y la modernización de villas y aldeas del río Amazonas. Situación que empata con la demanda de caucho y su extracción en 1910. Brasil logra una ocupación territorial en la Amazonía con la creación de núcleos de acopio y comercialización a lo largo del río Amazonas como fue Manaos en la desembocadura del Río Negro.

 Para 1874 se introduce la navegación a vapor por el río Putumayo hasta el río Amazonas, lo que evidencia la ocupación de la economía extractiva de la quina y su dinámica de configuración territorial. Hacía el oriente del Caquetá se lanzó la exploración cauchera del Bajo Caquetá y Putumayo, enfrentando caudales y generado poblaciones como El Encato y la Chorrera en los ríos Igaráparaná y Caráparaná. Poblaciones que serían centro de acopio de la Casa Arana. En la zona de frontera la disputa por la fuerza de trabajo indígena, se disputaba con el control del transporte fluvial y las nuevas regiones caucheras se articularon por medio de la navegación con Iquitos y Manos a donde llegaba látex del Encanto y la Chorrera.

Con el tratado de Salomón Lozano firmado en 1924 en la región de Putumayo se establece los límites marcados por el río Putumayo entre Colombia y Perú, espacio territorial que desencadenaría el conflicto con el Perú, luego de la invasión de la Hacienda la Victoria en la Amazonía colombiana. Por eso el General Vásquez Cobo organizó una flotilla naval para remontar el Amazonas y ejercer soberanía. Pero por no tener permiso de Brasil para seguir río arriba en el Amazonas, se tuvo que penetra por el río Putumayo. Por eso el Ejército de Colombia penetró por el río Putumayo en la ruta de los capuchinos desde Pasto a Puerto Asís. Desde el interior también se abrió paso en la Tagua en el río Caquetá con la población de hoy, Puerto Leguízamo en Putumayo. De igual forma Leticia luego de su invasión, impulsa la presencia estatal como localidad político administrativa se articula con el interior por medio del transporte fluvial de víveres y gasolina por el río Putumayo. También se funda la población anteriormente mencionada, de Puerto Leguízamo punto de la base naval y dio pie a la carretera Puerto Leguízamo, la Tagua que une al río Putumayo con el Caquetá. Es que a lo largo de los ríos fronterizos habitan desde hace más de ocho mil años comunidades indígenas que hoy constituyen la mayor parte de población amazónica de Colombia con una menor presencia de colonos del interior del país.

Con el auge del Caucho luego de la segunda guerra mundial, el río Apaporis es testigo del etnocidio y el sometimiento de la fuerza de trabajo indígena, ya que es protagonista con la presencia de la Rubber Amazon Company para explotar caucho con la red de localidades de Calamar, Miraflores, Mitú y Mocoa. Las arterias fluviales en Guaviare fueron arterias comerciales del látex y las mercancías de intercambio. Fue así como por camino real del Tolima a San Juan por las faldas de Sumpaz fue trocha transitada por los quineros y que da pie para Fundar el pueblo de la Uribe en cañón del río Duda; uno de los mayores afluentes del río Guyabero. Es la colonización de la Columna de Marcha que funda ese lugar abriendo selva. Una zona de indígenas con las secuelas evangelizadoras y la presencia de los caucheros en las explotación de 1910. El Látex de Caquetá y Putumayo que era sacado por el río Vaupés para Manao, “la explotación del caucho originó puntos de compra sobre las márgenes de los ríos y esto tiempo después se transformó en pequeños puertos sobre el río Unilla, Itilla, el Vaupés y Inírida”, puntualiza Molano4. Es que la Rubber se instaló en Miraflores y Calamar, y con esto estableció puestos de compra de caucho a lo largo de los ríos Unilla e Itilla. Dando paso posterior al proceso de a la pesca discriminada, los río como Guavire y Araiari fueron epicentro del comercio creando pequeños puerto comerciales.

 Las dinámicas de poblamiento en el Guaviare han estado marcada por las arterias fluviales, la colonización del Guaviare se realiza por el Guyabero y el río Arari; es por ahí que llegan los nuevos colonos y a sus márgenes se fundan. Sin embargo cada río caracteriza dos procesos diferentes, por el Guyabero llegaron los sobrevivientes de la guerra del Sumapaz como parte de la colonización armada de la guerrilla campesinas y las Columnas de Marcha sobre el 50 y que Caracteriza Alfredo Molano. Por el río Ariari y la trocha san juanera llegaron desde el interior los de la guerra a secas de la colonización espontanea de las zonas del piedemonte, del interior y de Acacías. Es que para 1959 con la amnistía del programa de Rehabilitación Social y Asentamiento campesino se estimula una ola colonizadora por el río Ararari y Guayabero, “abriendo mejoras en las vegas, sembrando plátano, yuca y criando cerdos”. La colonización agrícola caracteriza por una destrucción de la selva con el desmonte, la quema y la cosecha. De la población de San José siguieron río abajo sobre las vegas, pero fue sólo hasta 1968 con la colonización de El Retorno que se da paso a una dinámica comercial a San José en la década de los sesenta con la colonización de las márgenes del río Guaviare, pero fue débil tanto demográficamente como agrícola. El río Guaviare también ha sido fundamental en los poblamientos Caño Mosco, la Fuga y Retorno. Además del río Unilla en la dinámica de Calamar.

La coca y la dinámica extractiva transnacional La siembra de coca sobre 1978 atrajo por el río Guaviare una ola migratoria que trajo anteriormente a los traficantes de marihuana; traficantes del interior de Boyacá y Cundinamarca. Con la economía extractiva, la extracción del petróleo, la minería de oro y otros metales, así como con la producción de cocaína estos afluentes se han visto sometidos a deterioro. Tan solo la coca en el sur del río Guaviare alcanzó para el 2001 30 a 50 hectáreas de plantaciones de coca. Con la fumigaciones de glifosato impulsada por Plan Colombia, la aspersión aérea afecta las fuentes hídricas, en los animales hay intoxicación, hay efectos en los productos agrícolas y se agudiza el nivel de enfermedades en la población; es grave el impacto a los ecosistemas de la Amazonía, “Toda la cadena alimentaría esta intervenida con las fumigaciones: se introducen cantidades alarmantes del herbicida a productos agrícolas, animales y a fuentes hídricas”5.

 Como manifestó Pineda, La Amazonía contemporánea es una construcción histórica cuyas dinámicas contemporáneas han estado determinadas principalmente, por la economía extractiva y por los procesos de colonización y plantación de coca. La Amazonía ha estado marcada por una economía de la explotación de los recursos. Tan solo el tratado de Cooperación Amazónico, TCA se volvió un instrumento bilateral por interés de Brasil en donde es claro establecer una cooperación en materia de desarrollo, conservación y utilización de recursos en la Amazonía. Es que Brasil como planeando su política económica desde 1987 aprobó con Colombia el Plan modelo Colombo- Brasil de desarrollo integrado del eje Tabatinga- Apaporis o también el Plan de desarrollo integral de la cuenca del río Putumayo.

Actualmente los ríos se enfrentan la agresiva arremetida de la política minero-energética, los afluentes son afectados por la extracción petrolera y minera. En el Caquetá hay proyectos mineros sobre las cuencas de los ríos Caquetá (zona de Tagua y de Araracuara) y en el río Putumayo. Guaviare enfrenta 5 proyectos mineros, con 523 hectáreas. Vaupés con 12.417 hectáreas en minería y Putumayo con 38 proyectos en 14.321 hectáreas. Por su parte Huila tiene 204 proyectos con 70.019 hectáreas. Proyectos que van desde la extracción de minerales metálicos (cadmio, molibdeno, niobio, tantalo, plomo, zinc y oro) y minerales no metálicos (carbón, asfalto líquido y arcilla). La explotación de materiales de construcción como gravas, arenas, agregados pétreos y recebo son evidentes en los ríos. En el Caquetá hay extracción de oro y arenas sílices en la zona rural de la capital del departamento, en zonas del rio Guayas, quebradas Urruaca y aluviones del río Ramis6.

El Magdalena enfrente la arremetida de varios proyectos de hidroeléctricas con el Plan de aprovechamiento del río Magdalena, sometiendo la explotación de los recursos por medio de la economía de la productividad y el desarrollo. Con estos proyectos se afecta el curso natural de su ecosistema al ser detenido su cauce y desviado. De igual forma los afluentes se enfrenta al proyecto Plan Puebla Panamá e IIRSA que es la Iniciativa para la Integración de Sudamérica, “Una red de carreteras y viaductos diseñada con el fin de que todo el continente de Norte a Sur, y de Este a Oeste quede vertebrado; uniendo cuencas de ríos y atravesando Áreas protegidas para poder extraer, exportar y transportar de punta a punta los recursos naturales del continente” 7. En este marco existe el Eje del Amazonas (Perú, Ecuador, Brasil, Colombia) y con los proyectos oficiales de IIRSA para Colombia son 33. Proyectos que contempla la hidrovía por el río Putumayo desde Puerto Asís y el corredor multimodal que busca comunicar el Océano Pacífico desde Colombia con el Atlántico en Brasil. “Comprende un tramo carreteable que comunica Tumaco, Pasto, Mocoa y Puerto Asís. Luego toma los ríos Putumayo y Amazonas hasta llegar a Belem do Pará en Brasil. Afectando la Reserva Forestal Protectora de la cuenca alta del río Mocoa”. Es evidente cómo la dinámica alrededor de los ríos ha aportado a la configuración territorios, y cómo desde la llamada conquista se enfrenta la escalada de la economía extractiva como una condena de continuidades que mancar nuestra historia.

1.  Vorágine o Tierra de Promisión. Trayectoria histórica de la Amazonía. Roberto Pineda Camacho.
2. Extracción de la Quina: la configuración del espacio Andino-Amazónico de fines del siglo XIX. Capitulo III La Quina: Una nueva espacialidad social. Carlos Gilberto Zárate.
3. Geografía Física y política de la Confederación Granadina. Estado del cauca y Territorio del Caquetá. Obra Agustín Codazzi.
4. Selva Adentro, una historia oral de la colonización del Guaviare. Alfredo Molano.
5. El plan Colombia: las fumigaciones aéreas son un atentado a la salud pública y ambiental de los colombianos. Mery Constanza García Vargas
6. Impactos ambientales de la minería en Colombia. Federico Najera Polo
7.  IIRSA: Integrando negocios, desintegrando sociedades y ecosistemas. Fernando Castrillón, Colectivo Jenzerá, Enero 2009 http://jenzera.org/web/?p=333&cpage=1#comment-18


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