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martes, 18 de diciembre de 2012

Navidad en los corazones, “Seamos Felices Todos”


Mientras empacaba los regalos de navidad para el núcleo de mi familia, pensaba sobre el sentido de escribir unas palabras como cada año lo suelo hacer  para ofrecer a mis conocidos y amigos, pensamiento cargado de la  fuerza que se necesita para  aprender a ser humanos; así como agradecer el aporte del compartir y sembrar en mi vida. Cuestionaba sobre si las palabras escritas  tienen eco,  esperando quizás sean ignoradas y se conviertan en esa basura que sólo acumula espacio en la red. Me dije entonces es mejor dejar pasar el tiempo, sin  rasguñar piedras y sin susurras palabras al viento que al no ser escuchadas se pierden sin horizonte.



 Sin embargo,  luego de leer de manera atenta  la narración  de un joven, “Emilio” que circulaba en el Facebook, la naturaleza y su acción me llenaron  de sentido para  comprender. Un relato tan profundo como el video que lo acompaña en que se le celebran los cumpleaños a una mujer que habita la calle, llamada “Andrea” que diariamente se encuentra frente al  desprevenido peatón  que  la rechaza y sólo ofrecen de ellos la indiferencia de su mirada. La ansiedad de Emilio por encontrar a la mujer  y la forma en que ella  lo recibe, ofreciendo un fuerte abrazo da cuenta de la relación estrecha que se establece entre los seres y la otra mirada que este joven tiene por brindar.

Andrea como otros ser  nos enseña la esencia de lo humano, pero Emilio no enseña  la acción humana como la posibilidad de construir un mundo de alegría para los otros,  nos  enseña que la felicidad verdadera está en la sonrisa del otro y que las sonrisas de los demás alimenta el espíritu para mantener un sentido en la vida.

Entonces me animé a escribir porque comprendí que no se espera que las palabras tengan eco, porque bastará con que lleguen como el abrazo  de Emilio a lo profundo de un corazón. Sí que se hagan fiesta con el sonido de los pájaros, que se hagan gotas con unas  lagrimas  y que se hagan vida con la esperanza de un mundo en el que seamos como dijo Andrea: “Seamos felices todos”. Es que sin duda,  mientras muchos piensan en regalos, en comida  y  en las vacaciones de navidad; se debe comprender que el verdadero regalo no se empaca con papel, éste se empaca con amor   y está lleno de sueños. El amor es la condición para romper cualquier síntoma de indiferencia e indolencia.

Cada palabra que se pierde en el viento no desaparece,  llega donde alguien;  son escuchadas por el más desprevenido de los seres, y no porque sea desprevenido deben llegar a él, es porque las palabras buscar el destino adecuado para que un tono bajo en el  oído, despierten de un estruendo el sonido del interior que cada hombre debe escuchar, se trata del sonido del corazón,  del  mío y el suyo.

A Emilio le escribí: Hermoso cumpleaños de Andrea, el desinterés  de muchos es la esperanza, el sueño y la alegrías de otros. La indiferencia de unos ojos; es para otro la llama del corazón que se enciende en lo profundo del interior de seres que tiene para ofrecer la mirada del alma.

Una mirada del alma que muchos debemos encontrar. Por eso bajo  los ojos de la otra navidad vale la pena preguntar: ¿Usted qué está  haciendo para ser feliz? Si comprendemos que la felicidad está en la sonrisa de seres que esperan,  usted encuentre  la llama de su corazón.  Pero también tiene sentido preguntarnos: Qué ando sembrando, qué terminamos  sembrando este año y qué sembraremos  para el nuevo año occidental. Como dice la canción de los  Cojolites es mejor andar sembrando Flores,  y como digo yo: sembrar es poner lo humano en la acción,  en una acción digna para la vida. Tal como la acción de Emilio. Feliz navidad en sus corazones y buen recibimiento de año nuevo, una vez más GRACIAS a Emilio y a cada uno de ustedes por aportar a mi construcción.




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