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lunes, 12 de diciembre de 2011

Movilización armada , conflicto y derechos ¿De dónde tanta leña para el fuego?


El investigador Juan Manuel Castallenos hace planteamiento sobre las formas actuales de la movilización armada en Colombia desde una aproximación prosopográfica, producto de su investigación de doctorado en Ciencias Sociales Niñez y Juventud.

Juan Manuel estableció su investigación en el periodo a finales de los 90, ya que hubo un gran número de voluntarios a los grupos armados, además de un progresivo aumento en las fuerzas armadas. Por eso lo incentivó a indagar la pregunta de dónde surgió tanta leña para el monte, de dónde tantos dispuestos a quererse matar. Esto puesto que para el investigador aquí no había un momento insurreccional que generara dicho aumento.

Momento histórico que tiene un contexto de poder en el conflicto armado, caracterizado por mercados de violencia y una generación movilizada. En este sentido hay una relación de sujetos que los ata a los grupos armados. La investigación al ser de tipo prosopografíca acude a una comparación biográfica, es decir comparación de trayectorias vitales de reclutas de cuerpos armados legales e ilegales de las Farc, Auc, Ejercito, Policía, miembros del Inpec y guardas de seguridad. Con una muestras menor del porcentaje de cuerpos irregulares, ya que los legales aumentaron más.

Entre voluntades y mercados de violencia 

Para este antropólogo se debe avaluar la categoría de forzamiento, ya que para los grupos armados alguien forzado a ser parte de una estructura, representa un mal guerrero. Por eso hay un tema de voluntad en la movilización política y armada donde hay un proceso de formación, producción y reproducción de disposiciones guerreras. Entonces hay disposiciones agonísticas con deseo y capacidad para adherirse, matar y obedecer.

La investigación evidencia que hay estructuras de capitalización en mercados de violencia, estos son ampliados y diversificados en la década pasada con presencia de subjetividades, condiciones históricas y sujetos. Además, se establece una relación de economías ilegales que provocan aumento en la capitalización legal de guerreros hasta con mayor ingreso en la seguridad privada.

Entonces hacen parte de la estructuras del conflicto trabajadores informales, empleados con bajo sueldos e independientes. Trabajadores agrícolas, jornaleros, niños trabajadores e infantiles del campo, herederos de oficio de guerrero y otros. En los que hay modos de reproducción con condiciones, disposiciones y prácticas. Prácticas combinadas y articuladas en distintas formas de movilización armada. En las que se encuentran disposiciones de idealismo práctico, correspondiente a la forma subversiva y sin utopía movilizadora. El oportunismo vocacional, sin utopía tipo guardia de seguridad. Posteriormente, el pragmatismo idealista con utopías de superación familiar de fuerzas regulares y movilización prestigiosa con incentivos económicos.

Finalmente, Juan Manuel concluye que hay una tendencia nacional de un modelo generativo de hábitos que producen voluntarios por sentido práctico. De igual forma en cualquiera de los cuerpos armados en todos los sujetos hay una combinación de beneficios de egoísmo con predicción y altruismos con injusticia, hace parte de la estructura de la movilización. Se reconoce una historia entre política y violencia con formas de agonía y el antagonismo político. También se reconoce que las formas de movilización aumentan por zonas, se estructura geográficamente por corredores.


 Análisis del conflicto colombiano

En entrevista aportada por Anderson Hernández. al maestro en Estudios Latinoamericanos y especialista en Derechos humanos, Víctor de Currea-Lugo, quien ha trabajado en países como  Palestina, Sahara Occidental, Darfur (Sudán), Birmania  y Somalia Región (Etiopía),   Entrevista en la que habló acerca del conflicto armado colombiano.

Análisis del conflicto colombiano   * ¿Cómo clasificar la situación armada que vive Colombia?

V.C: Sin duda en Colombia estamos ante un conflicto armado, es un programa de voluntad política, para ser simplistas, es un problema de técnica jurídica. Colombia en la constitución en su artículo 214, dice: respetará las reglas del Derecho Internacional Humanitario (DIH), si leemos el artículo primero, protocolo II establece una serie de categorías en torno al conflicto, primero, cuando el problema suceda entre las fuerzas armadas y estas  se encuentren en pugna, dos, que estas fuerzas armadas se enfrenten con grupos armados organizados y las Fuerzas Armadas de Colombia (Farc- ep), el Ejército de Liberación Nacional, los paramilitares, las Águilas negras y los Rastrojos son grupos armados organizados, además estas organizaciones cumplen otros requisitos, tienen un mando unificado, y tienen control territorial.
Hay una idea tonta y simplista de decir que las Farc, o los Rastrojos  no controlan un solo kilometro en el territorio nacional, pues eso no corresponde a la realidad, cualquier persona que conozca el área rural de este país sabe cómo hay presencia efectiva y eso no es  una valoración política, es un hecho. Esto se llama en rigor conflicto armado interno,  Colombia hace parte del tratado de Ginebra y por esta razón debe aceptar esta categorización.

* ¿Cómo ve  la percepción, acerca de que solo se puede negociar con las Farc, cuando estén derrotadas militarmente?

 En Colombia el profesor Hernando Valencia Villa,  hablaba del  empate negativo, no quiere decir que los dos actores en la contienda armada tengan la misma capacidad militar. Este concepto hace referencia a que el uno no puede vencer al otro, las Farc, sin duda,  han tenido un repliegue importante en los últimos años, pero están muy lejos de la derrota militar, primero,  esto no es que yo quiera hablar bien de  este grupo, es que eso también es una realidad y las Farc no tienen ninguna posibilidad de tomarse el poder por la vía armada.

Sobre  este escenario nos queda una confrontación o un desangre crónico en este país, como lo  hemos vivido en los últimos años o abrir las puertas a un proceso de paz.


  *Hay
una percepción de la gente,  en relación a que el problema principal de Colombia es la guerrilla, ¿qué piensa acerca de esta hipótesis?

A ver si nosotros pensamos en número de muertes hasta el día de hoy, los paramilitares han reconocido, solo reconocido más de 175 mil crímenes, este dato se encuentra en la página web de la Fiscalía General de la Nación. Si en número de muertos se trata esta organización es más cruel que la guerrilla, si evaluamos el daño a la economía nacional la corrupción es mucho más grave que las Farc en este ámbito, mirando el desplazamiento las empresas de palma africana vinculadas con las autodefensas, han desalojado mas población que las Farc, si el problema es el narcotráfico pues el cartel de Medellín y de Cali y sus  reemplazos han vendido más cocaína que las Farc.

 Es cierto que esta organización representa un problema para la agenda nacional, pero esto requiere una lectura acuciosa de sus causas, sus agendas,  es cierto que tiene vínculos con el narcotráfico, también que ha producido ataques en contra de la población civil, pero creer que todos los males del país son  culpa de este grupo armado, es solo repetir lo que hicimos en la década de los ochenta, donde todo lo malo que sucedía era culpa de Pablo Escobar. En esto hay que ser bastante cuidadoso y  a partir del desarrollo de la realidad, elaborar las teorías, no hacer como hacemos en la academia que a veces cogemos la teoría y luego metemos a martillazos la realidad, para que encaje la  hipótesis.

*¿Cómo evalúa usted la  propuesta de Alfonso Cano,  en relación a que estaría dispuesto a dialogar con el actual gobierno en cabeza del presidente Juan Manuel Santos, cree que es verdadera  está posición o es un artilugio, como lo fueron los diálogos en  San Vicente del Cagúan -Cáqueta?

 El problema grave es que en este país las Farc nunca han sido serias cuando han planteado un proceso de paz, pero el gobierno tampoco.  Cuando la zona de despeje ni a las Farc le interesaba este proceso, ni al estado, solo querían rearmarse como evidentemente lo hicieron.
Ahora aceptemos por un momento que Alfonso Cano dice la verdad y quiere negociar, aceptemos lo que dijo el presidente Juan Manuel Santos, en su discurso de posesión, que él está presto para negociar y alcanzar la paz, pues bienvenida. Esto requiere algunos pasos por ejemplo la construcción de confianza,  no podemos experimentar de nuevo lo que vivimos con el M-19 y  la muerte de Carlos Pizarro, no podemos volver a ver lo de la Unión Patriótica donde se crea un grupo de izquierda y luego se aniquila. Si hay una oferta yo soy el primero en apoyar un proceso de paz.

*Hay una máxima que dice: “quién no conoce su historia, está condenado a repetirla”, si miramos la violencia en la década del 60, que fue la confrontación bipartidista,  ¿los colombianos estamos repitiendo este oscuro episodio?

Lo que pasa es que las causas del conflicto colombiano no se han tocado, en Colombia no hemos tenido una reforma agraria, no se han democratizado las fuerzas armadas, no se ha  distribuido equitativamente la riqueza, no tenemos un sistema de impuestos que sea  progresivo. Mientras no se toquen estos aspectos repetiremos la historia indiscutible y dolorosamente.

*¿Cómo califica usted la Ley de víctimas sancionada por el congreso, positiva, negativa?

V.C: El problema no es tanto la Ley, lo contradictorio es que desde que se sancionó,  ya llevamos doce lideres asesinados,  el punto no está en si es buena o mala, yo creo que tiene aspectos positivos y aspectos cuestionables.  Yo me pregunto si al final del proceso habrá víctimas para aplicar esta ley.

*¿Qué noción tiene del terrorismo, es un concepto bien manejado, o es manipulado por el gobierno, como consecuencia de lo ocurrido  el 11 de septiembre en Estados Unidos?

El problema es que no existe una definición, más exactamente existen treinta definiciones y ninguna es oficial. Son las acciones que cometen grupos no estatales, lo  que es grave porque es  un terrorismo de estado, lo práctica Israel, Rusia y desde luego Colombia. Yo creo que es fundamental reconocer este elemento.
 En lo que hay consenso es en el ataque a civiles, en una guerra podemos decir que hay ciertas agresiones a ciudadanos que permitirían el uso correcto de la palabra, no así el ataque a objetivos militares. Entonces por ejemplo en la segunda guerra mundial, la resistencia que peleaba contra Hitler, él los llamaba terroristas, pero eran resistentes, también a Mandela cuando estuvo en la cárcel, hay que recordar que fue capturado con explosivos porque iba a volar un tren y solo nos acordamos del Mandela bueno, pacifista  y el Nelson de las bombas donde queda. El estaba haciendo resistencia, atacando objetivos militares.
Este concepto es   similar a la palabra inglesa catch , que traduce atrápalo todo, entonces hay uno puede meter lo que quiera, al punto que se usa de una manera profundamente irresponsable, hasta que no lleguemos a ciertos consensos sobre su manejo,   la usaremos como la utilizó el ex-presidente Álvaro Uribe para acusar a Iván Cepeda de terrorista moral o como alguien me dijo el domingo en un seminario en Bogotá que yo era un terrorista académico.  Me parece una irresponsabilidad grande usarla,  porque esto  produce un estigma, que es la puerta abierta a la comisión de crímenes.

*¿Cómo le pareció la desmovilización que efectuaron los paramilitares?

V.C: El problema no es la desmovilización sino la re-movilización o no desmovilización de un grupo de autodefensas, oficialmente en Colombia se hablaba de 12 a15 mil paramilitares y se desmovilizaron 40 mil. Esencialmente el financiamiento por parte de los terratenientes se mantiene, en términos numéricos, en el tipo de prácticas que desarrollan y de impunidad que tienen el fenómeno del paramilitarismo se mantiene. El problema grave es si este grupo son las  Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), entonces ya no es paramilitarismo, si el paramilitarismo es una forma de hacer política, este se encuentra totalmente vivo, la forma de control político, económico de los terratenientes mediante mecanismos ilegales que conectan con la fuerza pública.

*¿Cuándo estaba la cúpula de las (AUC) aquí en Colombia, que comenzaron a delatar a la gente que había tenido nexos con ellos, decidieron extraditarlos, esto fue una jugada política?

V.C: Si uno quiere que se cumpla la meta de verdad, justicia y reparación tiene que escuchar a las víctimas y a los victimarios, en que beneficia al país tener a los líderes del paramilitarismo en una cárcel en los Estados Unidos a los que no tenemos acceso, fundamentalmente  en acallarlos.
Este país es tan amante de acallar a todo aquel que se opone a ciertos estándares que poco importa que haya sido un paramilitar que le haya servido a la agenda política de las elites, este país están terrible  que no dudo en matar a Carlos Pizarro, Bernardo Jaramillo, Luis Carlos Galán, sino que también asesinaron a Álvaro Gómez Hurtado que era conservador y son sectores de la derecha, somos una nación absolutamente indolente, es como Cronos devorando a sus hijos, no tiene ningún problema en devorar a su hijo más querido con tal de mantener  el poder.


Construir la paz desde el reconocimiento de los derechos

Frente a este conflicto Organizaciones sociales de Colombia se ha presentado un factor importante, es la tierra como en elemento de reconocimiento de derecho y construcción de de Paz. Es Bajo el contexto de Colombia en que  el modelo económico ha llevado a la  inequidad social, en que se hace más  grande la brecha entre ricos y pobres, acompañado de  políticas estatales que entregan el territorio a concesiones afectando las comunidades con megaproyectos extractivos que arrasan con los recursos. Sumado al conflicto en el que hay una latente violaciones de derechos humanos.

Red Nacional en Democracia y Paz,  la responsabilidad del Estado como garante de derechos en un país donde  la exigibilidad a estos es difícil. Según Cecilia Castro, de la Corporación Red de Promotores de Derechos Humanos y DIH, la  tarea de la Red  es promulgar y garantizar la exigibilidad de los derechos. Manifestando que  la defensa  de los derechos humanos es una obligación para todos los ciudadanos, por eso se comprometen a ser sus promotores y voceros  en los lugares y regiones donde trabajan las distintas organizaciones.  Así como también exigien se  adelante una negociación política que conduzca a una paz negociada.

El delegado nacional de la Red,  Juan Carlos González  manifestó las organizaciones que desarrollan trabajo de base y que se encuentran  en el tema de construir la paz desde un enfoque de derechos humanos, “creemos en la transformación pacífica del conflicto, por medio de un diálogo político y  asumimos un compromiso con los derechos  para construir la  paz”. Según Juan Carlos,  lo que se está haciendo es rescatar desde lo local y  de experiencias regionales, la construcción de un país diferente desde la unión de esfuerzos. “Rechazamos todo tipo de violencia,  reconocemos la construcción de paz desde lo cotidiano, es el aporte en que se tiene que unir a muchos sectores que se están movilizando para construir paz. Colombia está  reclamando una salida al conflicto donde los derechos humanos son la manera concreta de desarrollo para el país”, puntualizó Juan González.


El tema de la tierra y el conflicto

  Los sectores sociales ven la necesidad de una reforma agraria que propicie un desarrollo autónomo, así  como el respeto del territorio y de la naturaleza como base para el desarrollo. En esta medida se rechazó la explotación de oro a cielo abierto de la mina La Colosa y la construcción de  hidroeléctrica El Quimbo en el Huila que desplaza  y vulnera los derechos de las comunidades.  El tema del conflicto y la tierra, dos elementos que hacen parte de la exigibilidad y restitución de derechos que reclama la Red.

El sociólogo, Alfredo Molano reconoce que la tierra y el conflicto son dos elementos que guardan una estrecha relación en el siglo XX. En que al conflicto se han sumado otros factores como la intervención de Estados Unidos, Intervención de políticos y el aumento de fuerzas armadas.

Es que detrás del conflicto siempre se ha caracterizado un tema de tierras, por eso Alfredo reconoce que la tierra es un elemento fundamental para la construcción de la paz. Históricamente  se ha vivido un conflicto entre el que trabaja la tierra y el propietario, que dio para que se generar un movimiento basado en la función social de la tierra y que desde la Ley 200 genera un proceso organizativo de campesinos  para reclamar la tierra, con esto una invasión,  represión y una lucha por la tenencia, y sus uso que se mantiene y ha sido un factor del conflicto. Por lo tanto, para la Red la tierra es un eje fundamental para la defensa de los derechos.

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